Artículo escrito por una paciente
Hay días con dolor y otros días con dolor intenso, así iban pasando los días y los meses, esta montaña rusa me agotaba, el genio comenzaba a resentirse cada día más, no sonreía, estaba asustada, y enojada por lo que me estaba sucediendo, y es normal sentirse así completamente frustrada, porque yo no entendía lo que me estaba pasando, no sabía el origen, y al no entender más sufría mi alma. Habían días que sólo quería dormir, pero tampoco lo lograba porque los dolores eran muy intensos, entonces el cansancio se apoderó de mis noches y de mis días, sin ánimo de mover ni siquiera un pies porque todo el cuerpo dolía, estaba prisionera en mi propio cuerpo.
Conoce mi mundo. Tengo Artritis Reumatoide
Exámenes iban, exámenes venían tantas muestras de sangre debilitaban aún más mi cuerpo, imágenes de las articulaciones donde había dolor era otro tipo de agotamiento, La vida dolía... vi todo negro donde dirigía mis ojos había oscuridad producida por el dolor, la fatiga y el cansancio.
Ver: La Artritis Reumatoide nos exige cambios
Mientras estaba en cama mi mente se hacía innumerables preguntas, las principales eran ¿algún día dejaré de sentir dolor?, ¿cómo adaptarme a mi nueva realidad?, ¿qué sería de mí cuando estuviera sola sin mi hermana o mi mamá?, todas estas preguntan creaban mucha ansiedad, estrés y los niveles de cortisol subían y provocaban que mis crisis estuvieran sin control.
Ver: Estrés, el peor enemigo si tenemos Artritis
Tanto que se sabe de un sin número de enfermedades, pero de la artritis se sabe tan poco, los tratamientos convencionales tratan los síntomas, pero no el origen de la enfermedad, modifican pero no sanan, y las personas con artritis no mueren por artritis, mueren por los efectos secundarios de los medicamentos que ingieren. Esta verdad me espantó... pero siempre albergaba una pequeña luz de esperanza en mi interior que a pesar de todo el dolor que sentía sabía que existía una solución que no fuera invasiva, que no hiciera daño, y que mi cuerpo la pudiera asimilar, es verdad lo que dicen, "la esperanza es lo último que se pierde". A la esperanza me aferré con todas mis fuerzas, y tomé la decisión... tenía que encontrar la solución a tanto dolor, debía existir en algún lugar algo que me ayudara a recuperar mi vida, que me ayudara a recuperar y regenerar mi cuerpo, tenía que existir algo que fuera la solución definitiva para escapar de tanto dolor.
En los momentos que mis manos me dejaban usar el celular investigaba todo acerca de la artritis, pero no encontraba soluciones, sólo efectos secundarios, daños y deformaciones.
Pero el que busca encuentra!