Llueve y llueve y llueve y la gente se incomoda, se queja y a veces se entristece. Comentarios como;“¡que día más feo hace!”, “un día como hoy es para quedarse en la cama y no hacer nada” o “no me apetece salir hasta que pare de llover”, son comunes y todos los hemos dicho y/o escuchado.  De  manera contraria, cuando hace sol y el cielo está azul, se percibe a la gente más alegre y los comentarios pasan a ser totalmente opuestos; “¡que buen día hace!”, “hace un día de playa”, o “vamos a salir y aprovechar este día tan bueno” ¿Quiere decir esto que el tiempo meteorológico nos influye? ¿Cómo? ¿De qué manera? Y ¿Por qué?


 Una cuestión biológica

Ciertamente sí. El clima, la temperatura, la humedad e incluso la velocidad del aire, afectan a nuestro estado anímico y a nuestra salud. Es bien sabido por ejemplo, que la exposición a la luz solar (con medida) aporta vitamina D, lo que afecta a los sistemas hormonales y en consecuencia al estado de ánimo. Un informe publicado en el British Journal of Psychology, ha constatado este hecho, afirmando que tanto las temperaturas cálidas, como las horas de sol, bajan los niveles de ansiedad y aumentan el pensamiento positivo. De manera contraria, la investigación también ha afirmado, que mucha humedad, dificulta la concentración y aumenta la fatiga.

Por otra parte pero en la misma dirección; Antoni Bulbena, responsable del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar, en Barcelona, afirma que el organismo reacciona ante los cambios meteorológicos  (de temperatura, presión y humedad) produciendo riegos para la salud física y promoviendo cambios en el sistema anímico. Esto se explicaría porque por naturaleza el ser humano busca un confort climático y cuando surgen cambios, sobretodo si son bruscos, se desestabiliza el organismo.
A nivel psicológico, un trastorno que se relaciona con el clima y bastante común, es elTrastorno afectivo estacional, producido por un descenso de temperaturas en otoño e invierno y que se desarrolla con síntomas como  apatía, anhedonía, ansiedad, sueño, sobrealimentación, retraimiento social y disminución del rendimiento laboral. Sin embargo, estos síntomas, remiten en las estaciones de primavera y verano y cursan con sentimientos de vitalidad y energía.

Estado de ánimo, sol y lluvia
Vamos viendo, que la influencia que recibimos de la meteorología, sin duda, nos afecta, pero  ¿Qué más podemos decir del efecto de los rayos de sol o el de la lluvia sobre nuestro humor?  
Todo y que el calor y las horas de sol pueden aportarnos mejor humor y un estado anímico más agradable, también se ha constatado que el calor, nos vuelve más violentos y agresivos incluso correlaciona positivamente con la delincuencia. De la misma manera y analizando cómo afecta el tiempo sobre las urgencias psiquiatritas, en una investigación, hecha por  María J. Gómez, durante 9 años (centro de Salud, en Murcia) se concluyó que, con temperaturas superiores a 30ºC, los TOCs aumentan. Contrariamente a los días de sol, la lluvia y el cielo gris correlacionan positivamente con un mayor número de visitas a urgencias psiquiatritas por intentos de suicidio y delirios.
¿Dentro o fuera?
Barbara Frederickson y Oscar Ybarra, profesores de Psicología Social, investigaron la relación entre el estado de ánimo dentro o fuera de casa y el clima y comprobaron que el humor, mejora en días soleados y cálidos cuando se está en el exterior que en días soleados cuando se está en el interior. Evidentemente también mejoraba el estado anímico cuando se estaba en el exterior con un día luminoso que estando en el exterior con un día gris. Curiosamente, aspectos cognitivos como la memoria también mejoraban, aunque cabe decir que el impacto del clima en relación con la cognición no esta muy demostrada.

Más datos; el clima y el nivel de estrés. Roessler y Engel (1974) postularon que tres componentes climáticos se relacionan directamente con el estrés y estos serían;  la aparición brusca de una ola de frío o de calor, la condición genética de cada individuo y la vulnerabilidad de cada persona ante ciertas patologías y un cambio climático.

En resumen; la lluvia, el sol, el frío y el calor influyen directamente sobre nuestro estado anímico e incluso sobre nuestra salud. Es más, cuanto más brusco es un cambio climático más alteraciones provoca en el sistema nervioso, vascular y en el humor del individuo. A nivel psicológico y psiquiátrico las urgencias en centros de salud mental, aumentan con las olas de calor y de frío. También nos afecta estar en casa o fuera de ella en un día soleado. Para más pruebas; un clima determinado afecta, de igual modo a nuestros niveles de estrés. No es en vano, entonces, la fama de ciertos países y su carácter colectivo. Nuestra percepción del mundo también la dictaminan las nubes, la temperatura, la humedad  y el viento. En definitiva; el sol y la lluvia hacen un “yo hoy, estoy así”.
Núria Costa