Expertos del Centro Médico de la Universidad de Maryland, en Baltimore, aseguraron que los vasos sanguíneos de quien escucha su música preferida se dilatan casi igual que cuando se toma un medicamento cardíaco con ese objetivo.
El doctor Michael Miller, director de cardiología preventiva de dicha institución, dijo que, durante su investigación, noto que los vasos sanguíneos se dilataron al escuchar música agradable, tanto como cuando se hace ejercicio, o cuando se toman estalinas.
La música puede llegarnos al corazón, y sobre todo aquella que nos gusta. Esto parece ser más que una frase hecha: de acuerdo a una reciente investigación las canciones favoritas no sólo elevan nuestros corazones sino que también pueden fortalecerlos.
Lo que sucede es que los vasos sanguíneos se dilatan de forma similar a cómo lo hacen cuando se toma la medicación indicada para tales trastornos cardiovasculares, o también como sucede cuando se ríe con ganas.
“Tenemos un efecto bastante impresionante”, aseguró Michael Miller, autor de este estudio y director de cardiología preventiva del Centro Médico de la Universidad de Maryland, en Baltimore.
“Los vasos se abrieron bastante. Uno puede observar la apertura de los vasos con otras actividades, como el ejercicio”, señaló el experto. Lo cierto es que este efecto se logra también por otras vías –medicamentosas- como con las estatinas y los inhibidores de la ECA (utilizados para tratar casos de hipertensión arterial).
Cuando los vasos sanguíneos se dilatan, la sangre fluye mejor y se evita así la formación de coágulos, los que a su vez pueden causar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares (ACV). Asimismo, unos vasos más elásticos son más resistentes frente a la aterosclerosis.
Este estudio se realizó con diez mujeres y hombres saludables, y se observó que tras escuchar su música favorita por media hora el grosor de sus vasos se había dilatado hasta en un 26 por ciento, mientras que, por el contrario, se había reducido en el orden de un 6 por ciento cuando escuchaban música que les disgustaba.
Miller explicó que llegó a esta idea después de descubrir previamente que la risa también hacía que la sangre fluyera mejor.
“Me pregunté qué otras cosas nos hacen sentir realmente bien, más allá de las calorías que provienen del chocolate, por supuesto. Se me ocurrió la música (…) Realmente me hace sentir bien”, aseguró el investigador.
Colaboración: Luis G. Beirute

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