Es indudable que la llegada de un bebé se vive como uno de los acontecimientos más importantes en la vida que transforma las relaciones de pareja, generando mucha felicidad pero también ansiedad y conflictos que deben ser superados a través del diálogo.

Los trastornos del sueño conllevan un cansancio en la pareja hasta el punto de sufrir estados de ansiedad, la alteración de las rutinas impide encontrar desde tiempo libre para ellos mismos, hasta momentos para la intimidad. La experiencia aconseja que los progenitores deben estar preparados para superar todos estos inconvenientes y futuros problemas asociados a la llegada de este nuevo ser a la familia. Cambio de hábitos en el matrimonio Los primeros tiempos de un matrimonio son “unicos, irrepetibles”. 

Ambos cónyuges son dueños de su tiempo y espacio, de sus decisiones, son dueños del mundo. Todo gira alrededor de ellos, pero... La llegada de un hijo transforma por completo la cotidianidad, tanto desde el punto de vista individual como desde una perspectiva conyugal. El bebé cambia los hábitos de los progenitores, que deben acondicionar su tiempo, su espacio y sus costumbres a este nuevo miembro de la familia que no entiende de horarios, días feriados ni fines de semana y que revoluciona con su presencia un hogar formado hasta entonces sólo por dos. Esta transformación en la vida de las parejas, que en general produce enorme satisfacción y alegría, también puede traer consigo otros sentimientos menos positivos, incluso generar crisis y conflictos que deben ser tratados a tiempo.

Hay que tener en cuenta que tanto el hombre como la mujer son ‘uno’ antes del nacimiento de un hijo y ‘otro’ después. En un principio se pasa de ser dos a ser tres, es un cambio muy grande que requiere la reestructuración de la pareja. Con la llegada de un bebé la relación de la pareja sufre un proceso de cambio que puede generar conflictos si no se está alerta. Estos problemas pueden ser de muy diversos tipos y uno de los más frecuentes se relaciona con los padres, ya que a los hombres les cuesta encontrar su papel en esta relación de tres: la madre, sobre todo en los primeros meses, está muy pendiente del niño, su mundo se centra en la criatura y el padre se puede sentir desplazado. Conociendo “al tercero”

Otro conflicto puede darse porque no conocemos al bebé. Es un ‘tercero’ con el que tenemos que iniciar un proceso de empatía. Por ello, es fundamental una buena comunicación, abrir el espacio para el diálogo en la pareja. Otras cuestiones no deseadas que puede generar el nacimiento de un hijo son los sentimientos negativos como la ansiedad, la culpabilidad y los temores. 

Nos preguntamos si lo vamos a hacer bien, si seremos buenos padres. Por esto, es preciso prepararse para la llegada del bebé, revisar nuestro ‘niño interior’, las huellas de nuestra propia infancia. La decisión de tener hijos debe estar por encima de la pareja, ya que el bebé no es una forma de “salvar” una relación poco sólida. Hay algunos matrimonios que creen que el bebé puede arreglar un vínculo que no sea armónico y esto es un error. Por ejemplo, si el bebé ‘viene a arreglar algo’ probablemente va a vivir con ese mandato a lo largo de su vida, quizás va a tener un afán de excesiva rigidez. 

Por lo tanto, es fundamental que la pareja se vincule bien con el bebé y que no le mantengan al margen sino que traten de integrarlo”. Por esta razón, la preparación para recibir un bebé es muy importante, y las siguientes sugerencias pueden favorecer la llegada del primer bebé: 

 • La primera sugerencia es realizar un trabajo personal, ya sea con ayuda de un especialista o a partir una introspección, para conocer las huellas de nuestra infancia. 
 • Una segunda sugerencia es contactar con nuestro yo íntimo, nuestros sentimientos, temores, inseguridades y expectativas.
 • La tercera propuesta es aumentar el diálogo en la pareja, favoreciendo la comunicación y la escucha activa. 
 • En cuarto lugar, es indispensable relajarse, buscar momentos de silencio y evitar el estrés para recibir mejor al bebé.
Dr. Osvaldo Maccio
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