Ha nacido el bebé y te sientes triste. ¿Por qué? Si deberías rebosar de felicidad... Te contamos qué te sucede y qué puedes hacer para superar el “baby blues” o la depresión postparto.

Un bajón emocional, en vez de alegría, es lo que sienten muchas mujeres poco después de dar a luz. Es el “baby blues”, una depresión leve y transitoria que, según la psicóloga y directora de Quality Psicólogos, Mara Cuadrado, “afecta a una de cada dos madres”. Este episodio de llantos y falta de energía se supera en unas horas o días, aunque a veces se prolonga una o incluso dos semanas.

“En ese caso sí se aconseja una visita al psicólogo para descartar una depresión enmascarada”, dice María José Domínguez, psicóloga y presidenta de la Fundación PSIME de Psicología y Salud Holística.

En cambio, la verdadera depresión postparto (que en España afecta al 10,1% de madres, según un estudio de la Unidad de Psiquiatría y Psicología de la Mujer del Hospital Clinic, de Barcelona) suele presentarse algo más tarde, con síntomas más intensos, incapacitantes y duraderos, y debe tratarse para impedir que vaya a más e “impacte” en la relación madre-hijo.

MOTIVOS PARA ESTAR TRISTE
El “baby blues” se considera una reacción fisiológica o normal, de tipo adaptativo, en el postparto inmediato. Hay varios motivos que explican este repentino decaimiento.

“Uno de ellos es el cansancio que aparece tras el estrés del parto, que afortunadamente tiene su recompensa. No hay que confundirlo con depresión. A menudo, basta con que la nueva madre pueda descansar para superarlo”, dice María José Domínguez.

Otro motivo es la preocupación por la responsabilidad adquirida y el temor a no hacerlo bien. “Yo a esta pequeña crisis la llamo el ‘¿podré...?’, porque son frecuentes expresiones del tipo ‘¿podré ser una buena madre?’,‘¿podré ser capaz de criar bien a mi hijo?’... La mejor prevención contra estos temores es la información y la preparación psicoterapéutica recibidas durante el embarazo”, dice María José Domínguez, quien también recomienda como terapia “las respiraciones de relajación que se aprendieron para el parto y el contacto con el bebé”.

Y un motivo más que destacan ambas psicólogas es la influencia del cambio hormonal. “Tras el parto se alteran los niveles de dos hormonas que nos han proporcionado energía durante el embarazo, la progesterona y los estrógenos, y este descenso brusco puede afectar al estado de ánimo igual que ocurre en los días previos a la menstruación”, explica Mara Cuadrado.

Otra hormona “euforizante” que puede descender tras el parto a causa del estrés es la serotonina, pero se compensa con el aumento de otras hormonas que levantan el ánimo, como la oxitocina, que se segrega al dar el pecho o, simplemente, al acariciar y mimar al bebé.