Hay quienes sufren por sentirse engañados y no poderlo demostrar. El celotípico da por hecho que es víctima de la conspiración. Asume y presagia un infierno cuando pierda al ser que considera suyo y toda la estructura que haya construido alrededor de él se derrumba y la desesperación le empuja al deseo de matarla o matarse: “La prefiero muerta, antes que de otro”.
El delirio de celos mono sintomático o síndrome de Otelo recibe este nombre por el drama de William Shakespeare donde el personaje Otelo va tejiendo una red de sospechas sobre la supuesta infidelidad de Desdémona, su pareja, hasta asesinarla y caer en el suicidio. Esta historia describe cómo la obsesión llega a destruir la capacidad de evaluar la realidad.
ORÍGENES
La celotipia es un trastorno que gira alrededor de la ideación de la infidelidad de la pareja. Su aparición puede darse en ambos sexos, pero es más frecuente en hombres. Su aparición puede ser a consecuencia de alguna conducta «sospechosa» de su pareja, como recibir frecuentes mensajes en el celular, pasar mucho tiempo frente a la computadora, vestir atractiva, cambiar el color de tinte del cabello, comprar calzado aparentemente sexy, en fin, todo y nada puede desencadenar la hipervigilancia y acecho del celoso delirante sobre su pareja.
El día y la noche ya nunca serán iguales, pues el delirante celotípico duerme con un ojo cerrado y otro abierto.
Su vida gira alrededor del espionaje sistemático de señales que le brinden evidencia de la deshonestidad de su pareja. Aunque para su infortunio esa evidencia nunca llega.
La zozobra de no encontrar evidencia clara del engaño le hace vivir una montaña rusa emocional que le provoca cansancio y hastío tanto a él como a su sufrida pareja.
No toda conducta de celos es perturbadora o enferma. La celotipia es una conducta obsesiva y de larga duración. Una persona que la padece puede tener episodios de celos, vive periodos prolongados hasta por años sin que su idea disminuya o termine.
De acuerdo a la teoría de la personalidad de Erick Erickson, se considera que el medio social impone frustraciones, obstruye ciertas maneras de reacción y promueve otras, pudiendo definir a los celos como una forma frustrada con la cual se expresan sentimientos de inseguridad y que se traducen en intenciones de control y dominio sobre la pareja.
Asimismo, Aramoni en su investigación Psicoanálisis de la dinámica de un pueblo, destacó que “el varón requiere de manifestar la capacidad de dominación de la mujer, mostrar superioridad en el plano muscular, ser sexualmente potente, mostrar temeridad y asumir riesgos, devoción a la mujer (la madre), protección de la misma (hermana e hija) y desprecio por ella (las demás), hecho aparentemente contradictorio pero que se asocia con la idea de guardar y defender a la mujer del clan, a la próxima y familiar, a la del grupo consanguíneo. Tales elementos configuran un matiz paranoide en la personalidad masculina cuya exacerbación puede derivar en celotipia, incluyendo ideas delirantes.”
Entonces el rol asignado al varón promueve culturalmente la intolerancia a la subversión femenina e impone el deber ser de la misma, “que no debe mirar a nadie más, ni hablar, acercarse o relacionarse siquiera como amiga con otro por considerarla insaciable, enamoradiza, solicitada y deseada por todos, poco firme, tornadiza y…culpable”. De esta falsa creencia se deriva la necesidad de controlarla.
La mujer que se resiste al control y sometimiento reactiva en el varón sus inseguridades personales dando comienzo a la conducta recelosa y desconfiada que puede llegar a convertirse en una ideación paranoide celotípica.
Es necesario aclarar que no todas las conductas de este tipo tienen un predominio emocional en sus orígenes; existe el síndrome de Otelo inducido por medicamentos al tratar la enfermedad de Parkinson y la celotipia alcohólica, resultante de la intoxicación alcohólica crónica.
TRATAMIENTO
La psicoterapia tiene que enfrentar la conducta recelosa del paciente y ayudarle a ubicar la realidad de sus falsas creencias acerca de la infidelidad de su pareja. Este proceso puede verse severamente obstaculizado cuando el celotípico no tiene consciencia de su enfermedad ni acepta la posibilidad de tenerla.
En muchos casos el apoyo de medicamentos anti psicóticos contribuye a la recuperación del control de impulsos.
Por ser pacientes desconfiados se recomienda la supervisión de un familiar para el apego al tratamiento, ya que con frecuencia no lo llevan como se les indica.
Son muy pocos los pacientes con este problema que acuden voluntariamente a consulta y tratamiento; la gran mayoría van para rescatar la dañada relación con la pareja. El índice de separaciones y divorcios es elevado en estos casos.
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Afecta más a los hombres
El síndrome de Otelo afecta a mujeres y a hombres pero más a estos últimos. Según el experto argentino, la razón fundamental tiene bases psicológicas y culturales.
El apego real y simbólico a la figura de la madre actuaría inconscientemente generando sentimientos ambivalentes de amor-odio hacia las demás mujeres.
La cultura también impone sus reglas: en estos sujetos la idea de poder, dominación y fuerza sobre la figura femenina es imperante.
Ellos quieren mujeres que se sometan a sus reglas y cualquier conducta de autonomía de parte de ellas es vivida como sospechosa.