Toda madre se hace o se hizo esta pregunta alguna vez: ¿Es conveniente para mis hijos que trabaje fuera de casa?


No es fácil dejar a tu hijo para trabajar y tampoco quedarte trabajando más horas de las que normalmente deberías, pero en este mundo globalizado tenemos que trabajar, de lo contrario no alcanzaría lo que gana el esposo para poder pagar todo. Las madres a pesar de trabajar, llegan a casa y siguen trabajando. Los esposos trabajan y descansan al llegar a casa. Todo ha ido cambiando, hace unos años el fenómeno de la mujer independiente era raro, ahora como las mujeres trabajamos falta que cambie el rol del padre en casa, sin embargo, es nuestra labor hacer que él se de cuenta que es importante en la crianza de los hijos.

Los que dicen que las madres deberían quedarse en sus casas y cuidar a sus hijos, no se han dado cuenta que una mujer que trabaja, se siente emocionalmente más fuerte y con ganas de crecer, lo cual también afecta a los hijos de manera positiva. Sabemos que el trabajo que la mujer hace en casa es maravilloso, pero si ella solo hace ese trabajo, podría sentirse frustrada, sin ánimo y cansada.

Al margen de las culpas, una madre que trabaja y valoriza su trabajo constituirá un modelo valioso de identificación para sus hijas, y dará a los hijos un modelo de mujer que se respeta y valora.
Es importante no hacer concesiones, gastos indiscriminados y ceder a los caprichos sólo por la sensación de culpa que a veces genera estar largas horas fuera de casa.

Hay que considerar que la contención de los niños, la educación y el afecto para con ellos no es sólo cuestión de madres. Los padres, la familia, los amigos, también se incluyen entre los pilares fundamentales para su adecuado desarrollo.

No hace falta asfixiar a los hijos con un cúmulo de actividades para recuperar el tiempo perdido. Lo importante es estar con ellos, conversar, jugar, disfrutar de cada momento y acompañándolos en su crecimiento sin pensar constantemente que el tiempo que se les brinda siempre es insuficiente.
Lo esencial aquí es la calidad de los cuidados que se brinda a los hijos y no la cantidad, y sobre todo la comunicación que establezcamos con nuestra pareja, para que él también pueda participar en la amorosa labor de la crianza.

Algunos tips:
• Tómate tu tiempo para escoger la institución o persona (incluso si es un familiar tuyo) que se encargará de tu hijo. Pregunta a algunos amigos o conocidos que han tenido la misma experiencia.
• Levántate más temprano para que juegues con él/ella, bríndale tu cariño.
• No salgas a escondidas, pues eso aumentará su angustia y puede generar resentimiento.
• Que la despedida sea corta, dile que se verán en la tarde.
• Llama durante el día para saber como está y conversa con él o ella aunque todavía no presente el lenguaje verbal.
• Déjale algún dibujito o cartita en un lugar especial, para que al mirarla se sienta seguro que volverás.
• Deja un número donde te puedan ubicar con facilidad.
• Al llegar a casa cuéntale sobre tu trabajo, tus vivencias en ese día y escucha a tu hijo lo que tiene que decir con mucha atención e interés.

Importante:
A veces la comunicación con los niños en el hogar se limita al cumplimiento de sus obligaciones como: ¿Hiciste tu tarea?, ¿Acabaste toda tu comida?, ¿Limpiaste tu habitación? etc. Recordemos que nuestros hijos son seres humanos que tienen sentimientos como nosotros y necesitan ser escuchados y amados. Si los adultos a veces odiamos a los jefes porque la comunicación a veces se remite al cumplimiento de nuestra tarea laboral, y queda de lado la parte humana, imaginémonos lo que sentirán nuestros niños, se preguntarán: mis padres cuando llegan de su trabajo me pregunta solo si cumplí mis obligaciones ¿son mis pa
dres o mis jefes?.

Psicóloga Tania Scamarone López