Otro de los métodos anticonceptivos que existen y muy cómodo para las mujeres es el parche.
En principio, esta alternativa es de muy fácil uso, ya que el parche sólo debe colocarse sobre la piel, por lo general, las zonas más empleadas y cómodas para ello son el abdomen, los glúteos, la espalda o incluso en un brazo.
Antes de colocarlo, sólo hay que cerciorarse de que la piel esté bien limpia y seca, luego se deberá mantener levemente presionado durante unos 10 segundos para que se adhiera bien. Otra recomendación es fijarse, cada día, que esté bien colocado, que no se haya despegado o movido.
Estos parches funcionan porque contienen hormonas -las mismas que las píldoras, estrógeno y progestina- que son absorbidas a través de la piel. Su duración es de siete días, por lo que se deberá colocar uno por semana, progresivamente, durante tres semanas, para en la cuarta, descansar, momento en el cual además se tendrá la menstruación.
Al igual que las pastillas anticonceptivas, los parches impiden la ovulación, es decir, que los ovarios no liberen los óvulos. Además, también potencian la protección ya que densifican la mucosa cervical, dificultando la entrada del esperma al útero
Finalmente, veamos algunas de sus ventajas:
- Los parches tienen una eficacia del 99 por ciento.
- Es un método más “libre”, en cuanto sólo debes “recordar” colocarte el parche una vez por semana, y luego puedes “olvidarte”.
- Es compatible con el uso del preservativo. En caso de que quieras que la protección sea “total”, sobre todo, si tendrás relaciones ocasionales, fuera de una pareja estable, sí deberás acudir al condón para prevenir infecciones, entre ellas, al VIH.
- Al ser un método hormonal, también puede ayudar a regular el ciclo menstrual y a reducir los dolores.
Siempre, ante cualquier duda o consulta, no dudes en consultar con tu ginecólogo.