- En pareja no se pueden separar las cuestiones sexuales de las afectivas. Difícilmente se disfrutará en la cama si en el trato cotidiano no hay buena relación entre ambos.
- Si hay diferencias o conflictos en la pareja, abórdenlos y resuélvanlos antes de que les causen serios problemas, también sexuales. Si necesitan ayuda, en la consulta de sexología les pueden orientar.
- Si no conoce bien a su pareja sexual, tome las debidas precauciones, entre las que destaca el uso correcto del preservativo. No podemos olvidar que la promiscuidad incrementa el riesgo de contagio de las enfermedades de transmisión sexual.
- Si conoce bien a su pareja, y lo requiere, tome asimismo las debidas precauciones, entre las que destaca el uso correcto del preservativo. No ponga en riesgo su salud por evitar conflictos que usted sabe que existen, aunque evite hablar de ello. Demasiadas mujeres se contagian en Europa del VIH-sida por evitar enfrentarse a un marido al que saben promiscuo.
- Si su pareja sexual o usted pueden haber entrado en contacto con algún agente infeccioso causante de cualquier enfermedad de transmisión sexual, tomen las debidas precauciones para evitar contagiarse y acudan a su médico por si es necesario tratarse.
- Sorprenda a su pareja agradablemente y a menudo.
- Acepte la negativa de su pareja a tener actividad sexual. No la fuerce a ello si no es su deseo. ¡Otro día será!
- No se exija, ni exija, obligaciones sexuales absolutas, como llegar siempre al orgasmo o realizar prácticas sexuales excesivas e irreales.
- Comunique sus deseos sexuales a su pareja y sea totalmente receptivo a los de ella, pero si algo de lo que le proponen le desagrada no tenga miedo de decirlo igualmente.
- Comience siempre sus relaciones de una manera pausada. Incluso el acicalado mutuo -conducta de cortejo más común entre los primates- tiene un fuerte contenido erótico. Las caricias, los besos y toda forma de juegos cómplices son esenciales para el disfrute sexual mutuo.
- Abandónese durante la actividad sexual. La relación sexual entre dos personas precisa de un aprendizaje, pero nunca debe tomarse como un proceso mecánico de “teclas a tocar obligatoriamente”. Hay que saber perderse, olvidar lo aprendido y dejar que los cuerpos fluyan y creen su propia relación.
- No descuide a su pareja, acompáñela a lo largo de todo el encuentro sexual.
- El coito no tiene por qué ser siempre el objetivo final de la actividad sexual. El sexo no coital puede ser muy estimulante.
- Vigile sus prejuicios. Seguramente disfrutará más si también se permite explorar sus fronteras. Las prácticas sexuales pueden ser tan variadas como ambos miembros de la pareja decidan libremente y de mutuo acuerdo, con las limitaciones de la seguridad física y del mantenimiento de unas adecuadas normas de higiene y salubridad.
- Cuidado con la rutina, gran enemigo de las relaciones sexuales en las parejas estables. Asuma una actitud creativa, lúdica, tratando de que no sea siempre la misma persona quien tome la iniciativa, variando los lugares, cambiando el ritmo y la cadencia de las sesiones amorosas, aunque todo vaya bien entre los dos.
- No siempre hay que esperar a que nos llegue “la inspiración”. A veces no estamos muy animados en iniciar la actividad sexual y progresando en ella, acaba resultándonos especialmente placentera.
- Sea tolerante consigo mismo y con su pareja si un día todo no sale bien, tómeselo con sentido del humor. Todos tenemos altibajos. Seguro que en otra ocasión resultará mejor.
- Si tiene usted dificultades sexuales o su pareja, tenga claro que son problemas de ambos y que de un modo u otro influyen en los dos, están en el mismo barco. Ayudándole se ayudará usted mismo. Para resolver el trastorno, resulta muy útil la comunicación entre ambos y contar con el apoyo de un experto sexólogo, si es necesario.
- No culpabilice a su pareja ni se culpabilice usted si tienen dificultades sexuales. Ser positivo es la mitad de la resolución del problema; céntrese en buscar soluciones y, si lo requiere busque ayuda profesional, en lugar de caer en el círculo de las recriminaciones.El placer sexual no tiene edad de jubilación.
- Si cuida su salud y atiende sus auténticas necesidades nunca dejará de disfrutarlo.
- El sexo también tiene un sentido lúdico, permítase jugar. En el sentido primigenio del juego como cuando somos niños, donde importa el proceso -estar jugando- y no el producto -ganar- como ocurre demasiado en el mundo de los adultos. El placer bien entendido es un juego, algo que disfrutamos sin estar pendientes de ningún otro objetivo.
- Las fantasías sexuales pueden ser un buen recurso para activar su sexualidad. Permítase fantasear y, si tiene pareja, explore el posible disfrute cómplice de elaborar fantasías compartidas con ella.
- El sexo y la risa están muy unidos, cultive el sentido del humor, reír con la pareja exalta el placer durante el juego sexual.
- La complicidad íntima con humor refuerza el vínculo y aleja el fantasma de las preocupaciones sexuales.
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