Diseñadas como dispositivos
de inmovilización, para prolongar el tiempo de vida de los principios activos,
las Nanósferas pertenecen a los sistemas de liberación controlada.
Inicialmente
fueron utilizadas en biomedicina, más tarde han sido adoptadas por la industria
cosmética más avanzada. Se trata de pequeñas microesferas biocompatibles, de
diámetro medio de 100 nm.
Su gran superficie
interfacial les permite capturar las sustancias funcionales, dirigirlas de
forma intacta hacia los sitios de acción, matriz intercelular e interior de las
células, y asegurar una velocidad de liberación predeterminada.
Pensar en
nanotecnología hace unos años, parecía de ciencia ficción. Las partículas
tienen tamaños moleculares, equivalentes a una millonésima parte de un
milímetro. La aplicación en biomedicina es muy amplia. Estos “biovectores”
llegan a lugares muy específicos y actúan simulando las propias estructuras
fabricadas por las células, de este modo, ejercen una acción precisa.
En cosmética, dado
su pequeño tamaño, quedan depositados sobre la superficie de la piel ya que no
son fácilmente removibles. Naturalmente cuando colocamos un producto cosmético,
la piel toma lo que necesita y el resto depositado en la superficie se oxida y
se pierde. Con la aplicación de las nanósferas, éstas retienen el activo con
más estabilidad y con el tiempo, a medida que la piel lo requiera, provee las
sustancias faltantes. Este sistema constituye una valiosa herramienta para
lograr un efecto más persistente para la valoración del producto.
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