La mujer. En singular pero a la vez envolviendo en el mismo término a todas las mujeres de este mundo: desde la rezagada joven que se debe al Islam pero lucha por unir derechos y creencias, hasta la que ocupa grandes cargos en el mundo de los negocios y la política.

Ver: Mujer, protagonista y líder 

Pasando, además, por esa niña que sueña con hacer realidad todas sus aspiraciones, así como por la madre que inventa horas al día para ser capaz de conciliar la vida laboral con su familia. Mujer, para mí, una palabra entrañable. Recuerdo cuando era pequeña y renegaba de serlo por el futuro dolor del parto. 

Qué recuerdos. Pero quizás sea como dicen, y las mujeres han nacido para sufrir. Sinceramente, no lo veo como algo negativo. Sólo si se sufre se es consciente de la realidad, de los peligros, y por tanto una se vuelve más fuerte. Y es que las mujeres son, sin lugar a dudas, unas luchadoras. 

 En un mundo maniqueísta en el que la figura de la mujer se ha determinado por la del hombre desde el principio de los tiempos (véase aquello de la costilla de Adán), ella ha sabido enfrentarse contra viento y marea para llegar a donde hoy está, en una posición cada vez más en alza, equiparada totalmente al hombre y dando muestra de su enorme capacidad de superación. Se puede decir que la mujer es prodigiosa aunque, en ocasiones, demasiado obviada, y a pesar de ello no deja de demostrar que la unión hace la fuerza.

 Así pues, generaciones de mujeres han luchado en sus respectivos contextos históricos por dar un paso adelante y ganar una situación digna en la sociedad para sus descendientes. La lucha por devoción y el amor como regla. Mujeres legendarias, reconocidas o anónimas, han ido traspasando un legado que hoy, en pleno siglo XXI, queda recogido y proyectado en nuestra realidad.

 Es cierto que todos los días tendrían que ser el día de la mujer, pero también el del hombre respetuoso, el hombre trabajador y honrado, así como el del mundo sostenible y pacífico. Pero el 8 de marzo, todas nosotras tenemos un homenaje. Todas nos damos las gracias por existir, por ser quiénes somos y porque entre nosotras entendemos el valor de ser mujer, y el mundo merece conocerlo.

Por Patricia