Un pasado que pesa
Para que el hombre viva plenamente su relación amorosa, la elección del compromiso se ve influenciada por la situación de sus padres. ¿Siguen o no casados? ¿Siguen o no viviendo juntos? Tantas preguntas que pueden influir la elección de un hombre.

El número de hijos que creen en el matrimonio cuando sus padres se divorcian es mínimo. Algunos, afortunadamente, siguen pensando que el matrimonio es algo posible y duradero, pero muy a menudo los hombres, cuando crecen, optan por la reacción contraria.

Los padres divorciados o separados acarrean tristeza para toda una familia. Muchos hombres sufren tal trauma que sus dudas sobre el compromiso del matrimonio aumentan. De ahí, convencidos de que el matrimonio está condenado al fracaso, no se comprometen y evitan así una ruptura que podría ser dolorosa. El miedo a reproducir este modelo parental toma así un lugar preponderante en el no-compromiso.

El peso del matrimonio
Muy a menudo, casarse es para él ver, de repente, la opción del divorcio a la vuelta de la esquina, y comentarios del tipo: “¿Pero por qué casarse, si somos felices así?” Incluso si eres la persona ideal para tu media naranja, el miedo a exponerse al riesgo del divorcio, de quedar herido, le aterra hasta tal punto que no desea comprometerse en matrimonio.
Para otros, casarse es modificar la visión que tiene la pareja de sí misma, una nefasta impresión de condenarse a la rutina. Al cabo del tiempo, los sentimientos se alteran, la pasión o la pequeña llama del principio ya no están y la única salida factible es la separación.
Incluso hay otros que le dan tanta importancia al simbolismo que prefieren huir.

El miedo a un nuevo fracaso
Algunos hombres que ya han sufrido una decepción amorosa con ruptura dolorosa, no desean construir nada más, por miedo a volver a verse en un caso como ése. Con anterioridad estaban preparados para todo tipo de compromiso pero ahora no quieren ni oír hablar de ello, ni de matrimonio ni, incluso, de niños o de casa. Ahora tienen la sensación de que pueden equivocarse y ya no se fían de su propio juicio. ¡Y nadie podría corregirles!

Si tu hombre pone resistencia, duda respecto al matrimonio y no desea rebasar esa línea, entonces tómate tu tiempo para hablarlo con él, con el fin de evitar enfermar con un diálogo estéril.