Hoy la mujer está inserta en un mercado laboral, percibe un sueldo por su trabajo… éste muchas veces sobrepasa con creces al de su esposo y es motivo de conflictos, comienza un caos, se inicia una batalla campal y una lucha de poder…
La mujer no le da mucha importancia ganar más o menos dinero que su pareja, pero el hombre piensa y siente diferente, entonces el dinero se transforma en una pesadilla de nunca acabar, en una lucha constante, en el motivo de discusiones en el diario vivir, la pareja comienza a separarse, no hay entendimiento aparente, el amor se ve eclipsado por el dinero.
El dinero no es sólo dinero. Esconde sentimientos y emociones, desde el gusto por el poder hasta los complejos de infancia. El dinero es poder. Y también identidad.
Las mujeres de hoy, por primera vez en la historia, pueden ganar más y mejor que un hombre, ser directoras de empresas, ministras y hasta presidentas, algo que ellos no asimilan, no aceptan. Ellos se sienten humillados si su esposa percibe más sueldo que ellos.
Es un problema moderno. Y un proceso creciente e imparable. Es un fenómeno muy reciente el hombre perdió la exclusividad de su estatus proveedor y de una mujer que ya no es sólo la reina madre, sino que se ha vuelto un ser multifuncional, es un remezón social gigantesco. Un cambio ancestral. Porque el dinero de hoy no sólo son billetes o tarjetas: en todas sus formas refleja al poder. Y el poder es toma de decisiones, autonomía y libertad. Cuando una pareja se afecta por temas de ingreso, en realidad lo que está en juego es su equilibrio de poder y este está por sobre el amor.
La sensación femenina frente a un hombre que gana mucho menos es la de tener una pareja débil, vulnerable, que no le ofrece apoyo y esto lo percibe el hombre, y se siente humillado menospreciado.
Las mujeres hoy al comenzar a salir con un varón comienzan a omitir información para que exista una segunda cita, si ella dice en la primera cita que es Directora o que tiene un alto cargo es aportar a su soltería… es un tema candente que está poniendo en jaque no sólo a las parejas jóvenes sino a todos, hay que aprender a vivir en una nueva realidad.
El amor a pesar de todo debe triunfar de lo contrario no habrá forma de que la humanidad conozca la felicidad en este nuevo escenario. El dinero es importante pero no lo es todo, hay que ver el matrimonio como una sociedad si ambos están en condiciones de aportar aportan, hay que evitar sufrir por cuestiones banales, aunque nos quiten el sueño, pero la mujer ya existe dentro del mundo y sus desafíos y nuestro target es aportar no provocar la humillación en los hombres.
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